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37: ¿El vaso medio lleno o medio vacío? Tu mentalidad es lo que importa.

bienestar mentalidad
Un vaso con la mitad de agua y dos manos

¿Te ha pasado que ves algo de cierta manera, pero otra persona lo interpreta de forma muy distinta? Más allá de una perspectiva pasajera o una emoción del momento, tu mentalidad  —ese conjunto de creencias profundas— tiene un impacto enorme en lo que piensas y decides

Hoy exploraremos cómo funciona y te guiaré en un ejercicio para que comprendas mejor cómo tus interpretaciones influyen en tu vida diaria. ¡Quédate conmigo y comencemos!

 

 

 

 

Cuando era niña, quedé impresionada con una entrevista sobre lo importante que era “hablar con propiedad”. Para mí, en ese momento, eso era saber exactamente de qué estaba hablando. Me enfoqué en usar palabras cuyo significado conocía y en aprender otras nuevas para expresarme correctamente.

Más tarde, ya adulta, como analista senior en un banco privado, trabajar con datos y proyecciones económicas me llevó a pensar que mi opinión era objetiva. Por ejemplo, al analizar la situación financiera de mi país, usaba datos del banco central de reserva o de la superintendencia de banca para respaldar mis afirmaciones y recomendaciones.

Pensaba: “Esto es cierto, tengo la evidencia”.

Pero con el tiempo, me di cuenta de que incluso con toda esa información, mis conclusiones seguían siendo una interpretación. Los números por sí solos no contaban toda la historia. Mi experiencia, creencias y contexto siempre influían en cómo los interpretaba y qué proponía.

¿Sientes que te ha pasado?

Hoy quiero reflexionar contigo sobre cómo interpretamos lo que vivimos y cómo esas interpretaciones dependen de nuestra mentalidad.

 

El vaso medio lleno o medio vacío

Te propongo un ejemplo: el vaso medio lleno o medio vacío.

Imagina que tienes un vaso frente a ti. Le echan agua sin llenarlo completamente y te preguntan: “¿Cuán lleno está?” Algunas personas dirán que está “medio lleno”; otras, “medio vacío”.

Ahora, imagina que el vaso tiene medidas marcadas, como un vaso de repostería. Si el nivel del agua llega justo a la mitad, el hecho es claro: el vaso está a la mitad. Y la evidencia es la medida del nivel del agua en el vaso.

Sin embargo, no todas las personas responderán igual. ¿Por qué?

Lo que sucede es que nuestra respuesta está influida no sólo por los datos. Está relacionada con nuestra perspectiva particular, estado emocional y mentalidad.

Por ejemplo, si sientes mucho entusiasmo, puedes responder que el vaso está medio lleno. Sin embargo, si te pasó algo inusual que está dando vueltas en tu mente por varios días, puedes contestar que el vaso está medio vacío.

 

La mentalidad en acción

El vaso nos da una idea de cómo distintas personas pueden interpretar una situación en el momento, pero nuestra mentalidad es algo profundo que influye en esa perspectiva.

Imagina que estás enfrentando un desafío, como retrasos en un proyecto personal o una conversación difícil que debes afrontar. Si tienes una mentalidad fija, podrías enfocarte en lo que falta o en el riesgo de equivocarte, como ver el vaso medio vacío. Pero si tienes una mentalidad de crecimiento, puedes ver el mismo desafío como una oportunidad para aprender y avanzar, como quien ve el vaso medio lleno. 

Este es el poder de la mentalidad: influye en cómo interpretamos incluso situaciones cotidianas y en cómo decidimos actuar después.

¿Exploramos cómo lo aplicarías en tu vida?

 

Ejercicio de reflexión

Te invito a reflexionar sobre una situación inesperada que hayas vivido recientemente.

¿Cómo reaccionaste a la situación, en ese momento?

¿Qué fue lo primero que pensaste?

¿Qué había detrás de esa reacción?

¿Había evidencia que sustentara tu pensamiento? ¿Cuál era?

¿Buscaste más información o corroborar lo que pensabas con otra persona?

 

Si no tenías evidencia clara, ¿cómo influyó tu estado emocional?

¿Estabas cansada, ansiosa o emocionada ese día?

 

Ahora reflexiona: ¿Cómo te has sentido en las últimas semanas?

¿Pudieron influir esas emociones previas en tu reacción?

 

Y si miramos más atrás:

¿Esta situación se parece a algo que viviste antes?

¿Cómo actuaste en esa ocasión?

¿Podría ser que aprendiste a reaccionar de cierta manera por experiencias pasadas?

 

Entonces, ¿de qué depende tu interpretación?

Tu interpretación de una situación depende de varios factores:

  1. Tu familiaridad con la situación.
  2. Tu acceso y uso de evidencia (o información).
  3. Tu actitud emocional frente a la situación.
  4. Tu mentalidad. 

 La clave para entender mejor lo que vives está en reconocer estos factores. No se trata solo de palabras, datos o hechos.

Si decides explorar cómo interpretas tus experiencias, puedes cambiar poco a poco tu mentalidad. Por ejemplo, una actitud curiosa y abierta al diálogo puede ayudarte a desarrollar una mentalidad flexible.

 

¿Te interesa descubrir más de ti?

Desde Aprende Siendo, te acompañamos en este proceso de descubrimiento para que puedas transformar tu vida. ¡Tú puedes!

 

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